El Sevilla salió al terreno de juego de la Romareda con un objetivo: ganar y ganar. Fue valiente y se fue para arriba con todo. El conjunto de Juande Ramos llegaba una y otra vez, pero el caprichoso balón no entraba entre los tres palos. Insistía un Sevilla que fue muy superior a su rival. Las ocasiones llegaban pero, de nuevo, la delantera no estuvo nada fina. Luis Fabiano, Koné, quien realizó una magnífica jugada y erró ante una portería sola tras haberse desprendido del portero, Adriano, Jesús Navas y Kanouté fallaron lo infalible. Lo que tenía que haber sido una goleada se convirtió en una inexplicable derrota. El fútbol es así. El Sevilla perdonó y acabó pagándolo. Le dio demasiada vida a un rival que nunca fue superior al equipo hispalense y éste no desperdició los regalos que le hicieron los de Nervión. En el 53, D' Alessandro introducía en la meta de Palop, quien estaba mal situado, el primer tanto maño tras lanzar una falta muy lejana y luego Sergio García remató la negra noche de la delantera rojiblanca. Ahora, toca seguir adelante y olvidar un encuentro que tuvo que acabar con un festín de goles sevillistas, pero que terminó prolongando la mala racha por la que están pasando los pupilos de Juande Ramos.
REAL ZARAGOZA (2):