El nuevo Ramón Sánchez Pizjuán es el útlimo as que Del Nido tiene guardado en la manga para culminar su mandato. El abogado quiere terminar su trayectoria en la directiva nervionense a lo grande: siendo el presidente más laureado, algo que ya es, y dejando un estadio de cinco estrella. Pero parece que esa remodelación puede tardar más de lo previsto, ya que la lógica ha vuelto a reinar por la planta noble del Pizjuán. ¿Es necesario asumir una deuda tan grande sin garantías de que pueda repercutir negativamente en la estructura de club sevillano? ¿Tiene el Sevilla recursos suficientes como para hacerse cargo de un déficit de 100 millones de euros? Pues la verdad es que no sabemos si el conjunto nervionense podría asumir cierta cantidad, pero lo que sí es palpable es que eso afectaría a la parcela deportiva, ya que esa responsabilidad económica reduciría bastante los recursos económicos destinados a mejorar la plantilla. Un hecho que ya pasó cuando se construyó el coliseo sevillista y que condenó a la entidad hispalense a vivir en penurias durante varios años.
Por ello, Del Nido no quiere que se repita otra vez la historia y no piensa embargar a un club que le ha costado sudor y sangre desprenderse de los números rojos que marcaba su cuenta corriente. “No comenzaremos el estadio hasta que no tengamos la financiación clara y sobre todo garantizada la devolución de la misma. Una de las mayores crisis deportivas y sociales de la entidad tuvo lugar con la construcción del Sánchez Pizjuán y tardamos décadas en salir de ella. No acometeremos unas obras que tarden 15 años, que no se finalicen o que hipotequen deportivamente al club". Una postura totalmente razonable, ya que, a pesar de que se necesite ampliar el aforo, no se debe despreocupar la faceta deportiva de la entidad hispalense. Ésa que llena estadios y cumple los sueños.
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