lunes, 29 de octubre de 2007

Casta y coraje sevillista


Sevilla 3
Valencia 0

El fallecimiento de un compañero, el tonteo de uno de los mejores jugadores del plantel con el Chelsea, las negociaciones secretas del técnico con el Tottenham, la baja del mejor defensa, la mala racha liguera y la estampida de Juande Ramos han marcado el inicio del campeonato. Son muchos frentes los que ha tenido superar un Sevilla, que ya sí quiere mirar sólo adelante. Con Manolo Jiménez ha llegado la tranquilidad en las movidas aguas sevillista. Ésa era la única preocupación del de Arahal. Quería que su equipo saliera concentrado, que pensaran sólo y nada más que en el rival. Y lo consiguió. Ningún despiste defensivo, un centro del campo imbatible y una delantera más luchadora que nunca. Jiménez ha aprovechado el juego que les inculcó Juande, para darle ese toque de coraje y raza a un equipo que últimamente estaba en los laureles.


Con esa inyección de moral sevillista que trae consigo Jiménez, el conjunto hispalense salió al terreno de juego como un vendaval. Los nervionenses querían dejar claro que el mundo no se ha acabado con la marcha de Juande Ramos. Con una seguridad atrás fantástica, el Sevilla encerraba al Valencia en su campo. Keita y Poulsen se comían a Baraja y Albelda. El conjunto nervionense dominaba y controlaba el partido. Llegaban una y otra vez arriba, pero no culminaba la última jugada, hasta que Kanouté abrió la lata. El maliense se aprovechó de un error defensivo de la zaga ché y no perdonó. Se allanaba así el camino, pero los hispalenses no se conformarían con eso y fueron a por más.

Los de Jiménez siguieron presionando a un Valencia desaparecido y superado por un Sevilla que presionaba más que nunca. Tras el descanso, el técnico sevillano mantuvo al mismo once con el objetivo de conseguir un segundo tanto que diera más tranquilidad. Pero el Sevilla no lo conseguía. Así que le dio la alternativa a otro de sus pupilos, Diego Capel. El de Albox y Crespo formaron una banda izquierda soberbia. Desborde y control, ataque y defensa. Uno borró a Joaquín, mientras el otro sacaba de quicio a la defensa valenciana hasta que llegó el segundo tanto de Poulsen. Pero todavía había otra sorpresa para la afición –las gradas estuvieron de diez mostrando su total indiferencia a Juande Ramos y apoyando incondicionalmente a Manolo Jiménez-. Salió Renato al campo y con él la clase y el toque rápido. Inteligente y veloz, el brasileño le dio un pase a Luis Fabiano que lo dejó sólo ante el portero. O’ Fabuloso no perdonó, consiguiendo el tercer tanto de la noche. El ariete sevillista sigue con su gran racha y lleva ya firmado diez goles en lo que va de temporada.


Festín de goles y de juego que olvidan las penas sevillistas. Juande ya es historia, el presente y el futuro tienen un nombre: Manolo Jiménez. Su mano ya se notó: un equipo más disciplinado y con más coraje. Presión, presión y presión, sin olvidar la meta rival. Así es Manolo Jiménez.


1 comentario:

Anónimo dijo...
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